INTERES GENERAL

Solidaridad con el excardenal Juan Luis Cipriani en este difícil momento

En tiempos donde la verdad parece ser un lujo y no una norma, es imperativo alzar la voz para denunciar las infamias contra quienes han dedicado su vida al servicio de los demás.

En este caso, nos solidarizamos plenamente con el excardenal Juan Luis Cipriani, víctima de una despiadada campaña de difamación orquestada por los diarios de izquierda El País y La República.

Estos medios, conocidos por su sesgo ideológico, han lanzado acusaciones falsas en su contra, buscando destruir su reputación simplemente porque Cipriani nunca comulgó con su nefasta ideología socialista ni con el rojerío que, lamentablemente, parece infiltrarse en ciertos sectores de la Iglesia Católica, encabezados por el actual cardenal de Lima, Carlos Castillo.

Las acusaciones contra Cipriani, basadas en una supuesta denuncia de abuso sexual que data de 1983, carecen de fundamento y están plagadas de inconsistencias.

En un comunicado oficial, Cipriani rompió su silencio para defender su honor y negó rotundamente las imputaciones. “No he cometido ningún delito ni he abusado sexualmente de nadie ni en 1983, ni antes, ni después”, declaró con firmeza. Además, reafirmó su compromiso con la lucha contra los abusos sexuales dentro de la Iglesia y condenó enérgicamente cualquier acto que atente contra la integridad de los menores.

El excardenal también reveló detalles inquietantes sobre el manejo de esta denuncia dentro de la Santa Sede. Según Cipriani, en 2018 fue informado de la existencia de una acusación que nunca se le permitió revisar ni enfrentar en un proceso formal.

En diciembre de 2019, sin haber sido escuchado, recibió de manera verbal una serie de penas por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, incluyendo la limitación de su ministerio sacerdotal y la obligación de establecer residencia fuera del Perú.

Sin embargo, estas restricciones fueron revisadas en febrero de 2020, cuando el Papa Francisco le permitió reanudar sus actividades pastorales, un gesto que, según Cipriani, demuestra su inocencia.

Es profundamente preocupante que información confidencial, aparentemente reservada por la Santa Sede, haya sido filtrada y publicada de manera parcial por El País, lo que evidencia una agenda de desprestigio. “Resulta grave que se publique de manera parcial información que parece proceder de documentación reservada por la Santa Sede que ni siquiera yo tengo en mi poder”, expresó Cipriani, subrayando la falta de ética en este ataque mediático.

Más allá de las acusaciones infundadas, es fundamental recordar el legado de Juan Luis Cipriani. Fue un hombre de fe y acción que, durante los años más oscuros del terrorismo en el Perú, se mantuvo firme en la defensa de la paz y los valores cristianos.

Esa misma firmeza lo convirtió en un blanco para quienes no toleran su postura contraria a las ideologías de izquierda que, disfrazadas de progresismo, buscan imponer agendas destructivas.

Cipriani ha enfrentado estas acusaciones con la dignidad que lo caracteriza. A pesar del dolor que le han causado, manifestó no guardar rencor hacia su acusador y rezar por todas las víctimas de abusos dentro de la Iglesia.

Estas palabras no solo reflejan su profundo compromiso con los valores cristianos, sino también su fortaleza frente a los ataques de quienes pretenden destruirlo.

Como sociedad, no podemos permitir que campañas de difamación como esta queden impunes. Es nuestro deber defender a quienes, como Cipriani, han sido víctimas de injusticias basadas en agendas ideológicas.

Diario de la Republica de Chicho Mohme en campaña contra Cipirani por sesgo ideologico

Nos solidarizamos con él, un ejemplo de integridad y fe que nunca se doblegó ante el odio ni la manipulación.Que este ataque sirva como recordatorio de que la verdad siempre prevalece, y que aquellos que intentan destruirla serán juzgados no solo por la historia, sino también por su propia conciencia.

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