REDES SOCIALES

No vas a creer que le dijo porky a la difamadora Rosa M. Palacios

En un episodio que ha encendido las redes sociales y el debate público, el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, no se quedó callado frente a las recientes declaraciones de la abogada y comunicadora Rosa María Palacios (RMP).

La polémica se desató luego de que Palacios asegurara que las críticas del burgomaestre hacia la polémica obra teatral presentada en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) no tienen raíz en una convicción religiosa, sino en oscuros intereses políticos.

A través de sus redes sociales, RMP afirmó que López Aliaga habría desplegado una supuesta «campaña de odio» contra la PUCP, acusándolo incluso de utilizar «trolls» para difundir mensajes en su contra. Según Palacios, el verdadero objetivo del alcalde sería desprestigiar a la universidad debido a intereses comerciales relacionados con un supuesto negocio que planea instalar cerca de la avenida Riva Agüero.

«Difícil justificar una licencia. ¿Qué puede hacer entonces? Destruir el prestigio del vecino. Así que de Virgen nada; de mercader en el templo, mucho», escribió Palacios, desestimando el fervor religioso que López Aliaga ha demostrado públicamente en diversas ocasiones.

La respuesta del alcalde no se hizo esperar. Indignado por lo que calificó como difamaciones sin fundamento y un apoyo explícito a actos considerados como blasfemia por la comunidad católica, López Aliaga recurrió a su cuenta en la red social X (antes Twitter) para arremeter contra Palacios.

«Pobre diabla, ¡apoya la blasfemia y me difama! Que bajo sigue cayendo este personaje, cómplice de la corrupción y de los corruptos que hacen sufrir a nuestros hermanos más vulnerables. ¡Sigue dando asco!», publicó con contundencia, dejando claro su rechazo a las acusaciones y reafirmando su defensa de la fe católica.

El alcalde también señaló que Rosa María Palacios no solo atenta contra su imagen, sino contra la de millones de peruanos que veneran a la Virgen María. Recordemos que la obra en cuestión generó una ola de indignación entre los fieles católicos, quienes consideraron que la puesta en escena ridiculizaba figuras religiosas sagradas.

López Aliaga, conocido por su defensa de los valores religiosos, calificó de inaceptable que se trivialicen estas expresiones de fe y que se permita el vejamen a símbolos que representan la identidad cultural y espiritual del Perú.

Según él, la actitud de Palacios no solo refleja un desprecio hacia las creencias católicas, sino también un intento deliberado por manchar la reputación de quienes defienden esos valores.

Las recientes declaraciones de Rosa María Palacios no solo exponen su inclinación a defender su ideología política a toda costa, sino también su disposición a recurrir a la difamación para desacreditar a quienes se oponen a su postura.

Al trivializar la fe de millones de peruanos y lanzar acusaciones infundadas contra Rafael López Aliaga, queda en evidencia su estrategia de atacar a sus adversarios sin pruebas, buscando desviar la atención de los verdaderos cuestionamientos hacia su respaldo a actos considerados ofensivos para la mayoría católica del país.

Una vez más, Palacios demuestra que está dispuesta a cruzar cualquier límite con tal de defender su agenda, incluso a costa de dividir a la sociedad.

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