No vas a creer lo bajo que ha caído Juliana Oxenford para sobrevivir
Juliana Oxenford, la periodista expulsada de la televisión por su evidente falta de imparcialidad, ha llegado a un nivel de desesperación que roza lo patético. Ante la caída en picada de su canal Bunker, la comunicadora ha decidido recurrir a medidas ridículas y absurdas con tal de no quedar en el olvido.
Esta vez, en un intento burdo y grotesco por captar la atención de las masas, ha lanzado una “canción” llamada “Ritmo Caviar”, una pieza que nadie pidió, nadie necesitaba y que solo evidencia su sed insaciable de protagonismo. Pero lo más indignante es que todo esto forma parte de un plan para victimizarse, pues ya nadie le cree sus discursos prefabricados y su falsa indignación.
La estrategia de Oxenford es clara: provocar y esperar la reacción del público, a ver si alguien todavía cae en su juego. Y como era de esperarse, no tardó en encontrar un supuesto “agresor” en redes sociales. Un usuario con el nombre José Isidro, cuya identidad es más que dudosa, le lanzó algunos improperios. Lo que vino después fue el típico show de Juliana: denuncias, quejas y su ya gastada pose de víctima.
Aprovechando la mínima oportunidad, Oxenford corrió desesperada a etiquetar al Ministerio de la Mujer en un intento de llamar la atención del gobierno. Como si fuera una líder de opinión relevante, escribió en X:
“Señora ministra @MimpPeru, ¿podría manifestarse al respecto o tengo que ser presidenta para que condene la violencia contra mujeres periodistas, la cual, además, viene acompañada de información calumniosa? Espero su respuesta.”
El nivel de autoimportancia y soberbia de Juliana no tiene límites. ¿De verdad cree que todo el país debe detenerse por sus dramas? Es más que evidente que su “indignación” no es más que una estrategia para seguir figurando en la agenda mediática, a falta de un trabajo periodístico serio que respalde su imagen.
Para colmo, el usuario anónimo que la “atacó” compartió una captura de una grave denuncia: Vladimir Cerrón habría señalado que Oxenford ayudó descaradamente a Pedro Castillo, invitándolo a su programa y dándole una plataforma clave para impulsar su imagen. ¿Será cierto que ayudó al golpista a llegar al poder? De ser así, su papel en la historia es aún más cuestionable.

Lo que sí es un hecho es que Juliana Oxenford se encuentra en su peor momento. Sin credibilidad, sin audiencia y sin el impacto que alguna vez tuvo, ahora se aferra a cualquier estrategia desesperada para no caer en el olvido. Pero la realidad es clara: su tiempo ya pasó y nadie le cree sus shows de víctima.



