POLITICA

Mira la traición del cura rojo Castillo contra Cipriani

En una de las traiciones más impactantes dentro de la Iglesia Católica en el Perú, el arzobispo de Lima, Carlos Castillo, ha dejado en evidencia su ruptura con su predecesor, el cardenal Juan Luis Cipriani, todo por no alinearse con su ideología de izquierda.

Castillo, quien ha demostrado ser un fiel seguidor del Papa Francisco y de sus reformas progresistas, no ha dudado en utilizar el púlpito para desmarcarse de la línea más conservadora que representaba Cipriani, a quien muchos consideran uno de los baluartes del catolicismo tradicional en el país.

La postura de Castillo quedó aún más clara tras sus declaraciones en el marco de los graves casos de abuso que han sacudido a la Iglesia Católica. La postura de Castillo se dio luego de las declaraciones del director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, difundidas el pasado 26 de enero en el portal Vatican News, donde la Santa Sede abordó los graves hechos relacionados con el abuso de poder, sexual y de conciencia en el seno de la Iglesia Católica.

Con una retórica cargada de emotividad, Castillo destacó el sufrimiento de las víctimas y llamó a una «conversión» que, según sus críticos, lleva implícita una crítica directa hacia los sectores más conservadores de la Iglesia, aquellos representados por Cipriani.

El Arzobispo se pronunció sobre el dolor y sufrimiento que enfrentan las víctimas de estos abusos, afirmando que ‘todo ser humano ultrajado es un clamor de Dios.’”Este mensaje, aunque aparentemente noble, tiene un trasfondo político que no puede ser ignorado.

Castillo, con su tono vehemente, enfatizó la necesidad de acoger, acompañar y sancionar a los agresores, y reconoció el trabajo del Papa Francisco en esta materia.

Sin embargo, muchos ven en este discurso un intento de apuntalar su postura progresista, marcando una clara distancia con la gestión de Cipriani, a quien se ha criticado por su manejo más reservado y firme de estos temas. “Reconocemos y valoramos la enorme labor que el Santo Padre ha venido realizando», sostuvo.

La supuesta «fidelidad» de Castillo al Papa Francisco no solo evidencia un alineamiento político dentro de la Iglesia, sino también un golpe directo a aquellos que, como Cipriani, abogaron por la defensa de valores más tradicionales. Para Castillo, “este reconocimiento es el primer paso para superar la tragedia que atraviesa la Iglesia y comenzar un proceso de sanación tanto para las víctimas como para los victimarios.”

No cabe duda de que este mensaje, disfrazado de apoyo a las víctimas, representa también una oportunidad para Castillo de consolidarse como una figura clave en el ala más progresista de la Iglesia, mientras relega al olvido el legado de Cipriani. ¿Es esto justicia o simple oportunismo político?

En medio de este panorama, la comunidad católica se encuentra dividida. Muchos fieles lamentan la creciente politización de la Iglesia, una institución que debería estar enfocada en la fe y no en ideologías. ¿Será este el verdadero rostro de Carlos Castillo, el cura que prefirió traicionar la unidad por su agenda política?

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