Mira la canallada que dijo Mayra Couto
Es lamentable ver cómo Mayra Couto menosprecia el generoso apoyo económico que recibió del Ministerio de Cultura peruano para la realización de su serie ‘Mi cuerpa, mis reglas’. La actriz, que retornó al país después de vivir en Colombia y Cuba, reveló que los 75 mil soles otorgados no fueron suficientes y tuvo que endeudarse y buscar préstamos para completar la producción. Sus declaraciones despiertan indignación y reflejan una falta de responsabilidad y aprecio por los recursos públicos.
El hecho de que Couto haya tenido que gastar dinero de su propio bolsillo y endeudarse para concluir la producción de su serie no justifica su actitud de menospreciar el aporte del Estado. El dinero público debería ser utilizado de manera eficiente y transparente, y es decepcionante ver cómo una artista no reconoce la importancia de rendir cuentas adecuadamente.
“No quiero sonar petulante ni nada por el estilo, pero hacer un capítulo de una serie, nivel cinematográfico, no es económico. El dinero no cubrió todo. Me endeudé, lo cual está bien porque como productora tengo que aportar. Y rendí cuentas de cada transacción que se hizo, con recibo por honorarios y facturas perfectamente firmadas. Para que me den mi certificado, el cual ya lo están emitiendo, tuve gastar hasta el último centavo que me dieron. Igual toda esa información es pública. Está en mesa de partes”, manifestó.
La crítica recibida por el uso de fondos públicos para un proyecto de entretenimiento durante la pandemia de la COVID-19 no es infundada. En un momento en el que miles de peruanos perdieron la vida y la crisis económica afectó a muchas familias, el gasto en una serie de televisión puede percibirse como frívolo e innecesario. Mayra Couto debería ser más consciente del contexto en el que se encuentra y reflexionar sobre la responsabilidad que implica recibir financiamiento público.
Su argumento de que ganó de manera legítima los 75 mil soles no es suficiente para justificar la controversia. La pregunta no es si ganó de manera legítima, sino si el proyecto realmente aporta al bienestar de la sociedad y si era la mejor inversión en medio de una crisis sanitaria y económica.
“Fue un malentendido gigante porque no es un regalo el que me dieron. No hubo favoritismo. Al jurado lo conocí el día que tenía que argumentar mi proyecto. No lo volví a ver después. No sé mucho de ellos tampoco, pero vieron en mi propuesta y en las otras 360 y tantas que ganaron ese 2020, que es vendible y transmite valores. Si yo como ministerio voy a invertir en un proyecto, este tiene que ser redituable porque le va a beneficiar al país”, puntualizó.”
En lugar de menospreciar el apoyo recibido, Couto debería reconocer la oportunidad que se le brindó y mostrar un mayor compromiso con la eficiencia en el uso de recursos públicos. La transparencia y la responsabilidad son fundamentales en la gestión de fondos públicos, y es crucial que los artistas valoren y respeten la confianza que el Estado deposita en ellos al financiar sus proyectos.