Jaime chincha recibió su merecido por sobón de Sagasti
El periodista mermelero Jaime Chincha quiere dejar a Manuel Merino de Lama, acusándolo de que, durante su gobierno se gastaron los 30.000 soles en dulces. Pero claro está que sus intentos no funcionarán porque existen pruebas que, fue durante el gobierno de Sagasti que comenzó ese gasto tan abismal.
17 de noviembre: Asume la presidencia Sagasti, el mismo día se inscribe el proveedor: Jaico Diaz de Bernales Jaqueline Ayme.
21 de noviembre: Recibe la constancia del RNP, recién a partir del lunes 23 de noviembre se podía presentar al concurso.
Del 23 al 6 de diciembre: Fecha desconocida en la que se dio la buena pro al proveedor.
7 de diciembre: Se emitió la orden de compra.
Como bien nos damos cuenta, ha quedado como un mentiroso ante la población en general. En incluso varios usuarios arremetieron contra él, usando comentarios cómo:
“No eres peridista. Eres s.i.c.ar.i.o. Mientes y manipulas descaradamente.”
“Como siempre los seudo «periodistas» mintiendo y desinformando el 17 fecha de pedido y 21 de pago, osea, sigues mintiendo descaradamente asqueroso.”
Por otra parte, en el diario Expreso anuncian la mentira del Gobierno, dando como pruebas las fechas exactas de las compras y demás.
Y un enunciado importante:
“…la Oficina de Recursos Humanos del Despacho Presidencial solicitó la adquisición de artículos de pastelería a favor de los trabajadores, hijos del personal comprendidos, entre 0 y 12 años, del Despacho Presidencial, de los practicantes y miembros de las FF.AA. y PNP destacados en Palacio de Gobierno. La funcionaria responsable de este proceso, que viene del gobierno anterior, no informó a la actual gestión sobre dicha compra”.
Además de los postres, quién sabe cuánto dinero salió del Estado para estas acciones. No podemos saber con certeza si de verdad les entregó todo lo prometido. Pero, más allá de eso, ¿por qué gastar dinero en cosas insulsas?
Es la gran interrogante que todos nos realizamos. Honestamente, a estas alturas, podemos esperar cualquier cosa de un gobierno tan banal como el de Sagasti.
