Grave denuncia contra el magistrado Eloy Espinosa-Saldaña
Siempre se dijo que los actos de los hombre tienen consecuencias en el futuro. A veces inmediatas y otras luego de un tiempo. Y lo cierto es que más tarde o más temprano aquello que se hizo en el pasado tiene su repercusión en determinado momento.
Y de esto puede dar fe el magistrado del TC, Eloy Espinosa-Saldaña quien fue denunciado por hostigamiento de género y v.i.o.l.e.n.c.i.a psicológica contra la secretaria general del Tribunal Constitucional (TC), Susana Távara.
Según la denuncia los hechos ocurrieron en momentos que Távara estaba cumpliendo con sus tareas y se produjo una tensa discusión con Eloy Espinosa-Saldaña, quien la agravio durante más de 10 minutos.
Távara relató a seis de los siete integrantes del TC –Espinosa-Saldaña se reportó enfermo y no asistió, lo sucedido aquel día y dijo que la Ley 30364 tipificaba lo acontecido como hostigamiento de género y v.i.o.l.e.n.c.i.a psicológica, y que tenía expectativas de que los jueces adoptaran decisiones adecuadas ante los agravios que dijo recibir de parte del mencionado magistrado.
Távara habría exigido las disculpas del tribuno, además de una sanción ejemplar. Sin embargo, no se ha descartado que pueda ser destituido de su cargo.
Como suele suceder en estos casos, el acusado negó los hechos denunciados en un breve reportaje que brindó a La República, y sostuvo que recriminó a secretaria general del TC, pero que en ningún momento la i.n.s.u.l.t.ó y aseguró que no existió m.a.l.t.r.a.t.o.
Esperamos que se investigue a fondo lo sucedido y que si Eloy Espinosa-Saldaña es encontrado culpable de hostigamiento de género y violencia psicológica contra una dama, caiga sobre su persona toda el peso de la ley y si tiene que ser destituido de su cargo, que no haya dudas cuando se tenga que tomar la decisión.
Ya que un magistrado del TC es uno de los primeros que debe dar el ejemplo sobre cómo hay que comportarse en la vida con una dama. Y si tenía algo que recriminarle por su trabajo a la secretaria del TC, hay formas y formas de decir las cosas, y siempre hablando se entiende la gente. Y nunca pero nunca se deben pasar los límites.